Me gusta.

Me gustas.
No se por cuanto tiempo lo has hecho, ni por cuanto más lo harás.
Sólo se eso, que me gustas y que mi soledad nunca me lo dejara de recordar.

Me gustas, por el destello de tus ojos, el brillo de tus labios, por tu sencillez y tu manera de caminar.
Por tus pestañas tan largas que parecen retar a lo imposible, también a lo hermoso, a lo bello, a lo demencial.

Me gustas, por tu voz, tus mejillas blancas, tu forma de reír, tu mirada.

Porque haces que lo improbable sea probable, porque me haces escribir y delirar a la vez.

Es tu cabello, tu nombre, tu voz, tu historia. Son tus manías, tus pasatiempos, tu forma de ser.

Me gustas porque sabes hacerme suspirar y ver en el cielo otros colores.
Porque el sol brilla más cuando pienso en ti, y porque todo me sabe dulce cuando estas aquí, conmigo, sonriendo en la esquina de mi mente.

Me gusta tu forma de decir mi nombre, tu forma de ignorarme, tu forma de olvidarme.

Me gustas, porque sabes hacerme sentir distinto sólo con fijar tus ojos en los míos.

Me gusta tu olor a café por las mañanas, cuando pasas a mi lado y me finjes ignorar.

Pero lo que más me gusta, es que a lo mejor, tu como yo, compartimos el sentimiento, y por igual o desigual, en el fondo de tu mente, estoy yo en una esquina, diciendo: Me gustas. 

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