Untitled 12.
Quizá si no fuera tanta la distancia entre la luna y su espalda, me conformaría con la constelación de pecas que se percibe en sus hombros, en lugar de contar estrellas.
Quizá si no caminara tanto y tan lejos de mi, sería ameno colarme entre sus pasos para seguir el ritmo de sus caderas al caminar.
Quizá si el estallido de sus labios contra mi frente no fuese tan estruendoso, los relámpagos no envidiarían la furia del sonido que alimenta un par de oídos sordos inmunes al ruido.
Pero él va rápido, va deprisa, con el vaivén de un par de ojos apresurados que no saben detenerse en un solo lugar, y que al verse intimidados, pestañean produciendo canciones lentas que sólo son perceptibles por un par de ojos igual de cansados a los suyos.
En la cuneta de sus ojeras me gustaría quedarme a dormir, a mecerme hasta arrullar a mis demonios.
Entre sus pestañas, tejerle historias con hilos de colores semejantes a las tonalidades tierra que asemejan al color de sus ojos.
En su pupila hacer mi hogar, ver todo lo que él ve.
Y en la curvatura de su boca, pender de un hilo cada que su sonrisa se asome, sintiendo que caeré.
Quizá si no fuera tan lejana la distancia entre mis labios y los suyos, quizá, todo seria mas sencillo.
Quizá si me dejara, en su espalda podría escribir, y en sus manos, por un tiempo, descansar.
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