Minutos
un minuto,
dice mi tía,
es suficiente para querer a alguien.
en un minuto,
una persona te puede dar algo
que nunca nadie te había dado,
citándola, dijo:
“puedes querer a alguien sólo porque te diga una palabra”.
¿una palabra, de verdad?
me reí y contesté que eso no era cierto,
aunque algo dentro de mí lo dudó.
toda la tarde la pasé pensando en ello:
un minuto es suficiente para querer a alguien.
en un minuto,
relaciones han comenzado,
relaciones se han terminado;
en un minuto alguien besó a otra persona por primera vez,
alguien consiguió lo que siempre quiso,
en un minuto,
mamá me quiso más que a nadie,
en un minuto, papá me sostuvo por primera vez,
en un minuto,
mi hermana apretó mi mejilla
y desde ahí no me soltó.
un minuto.
en quince minutos, Devendra Banhart le propusó matrimonio a Ana Kraš,
quince minutos le bastaron para decir “aquí es, esto es, ella es”.
quince minutos.
en quince minutos arreglé mi cuarto la primera vez que viniste;
en un minuto decidí que quería mostrarte mis canciones especiales,
en menos de un minuto, nuestras miradas se cruzaron hace algún tiempo,
los minutos que se hacen para llegar a casa
le parecen diminutos a mis dedos
cuando van entrelazados con los tuyos.
un minuto es suficiente para querer a alguien.
en el tiempo que haya durado nuestro primer beso,
en el tiempo que haya durado nuestro primer abrazo,
en el tiempo que duramos despidiéndonos cuando te tienes que ir,
pero, recorres mi cuarto una y otra, y otra vez,
vuelve a mi la frase y la mirada sincera de mi tía;
vuelve Devendra en fotografías con Ana,
vuelve a mi la imagen de mamá abrazándome.
un minuto.
en menos de un minuto, noté que dormimos agarrados de las manos,
en menos de un minuto, noté que se te hacen hoyuelos al reírte,
en menos de un minuto, noté que ayer me veías dormir.
menos de un minuto.
ahora entiendo a qué se refería mi tía,
y no es precisamente la cantidad exacta de tiempo:
es lo qué pasa en ese tiempo,
es como pasa lo qué pasa en ese tiempo,
es con quien pasa lo qué pasa en ese tiempo.
y eso eres tú,
menos de un minuto,
un minuto,
o quince minutos.
yo también te quiero mucho.
citándola, dijo:
“puedes querer a alguien sólo porque te diga una palabra”.
¿una palabra, de verdad?
me reí y contesté que eso no era cierto,
aunque algo dentro de mí lo dudó.
toda la tarde la pasé pensando en ello:
un minuto es suficiente para querer a alguien.
en un minuto,
relaciones han comenzado,
relaciones se han terminado;
en un minuto alguien besó a otra persona por primera vez,
alguien consiguió lo que siempre quiso,
en un minuto,
mamá me quiso más que a nadie,
en un minuto, papá me sostuvo por primera vez,
en un minuto,
mi hermana apretó mi mejilla
y desde ahí no me soltó.
un minuto.
en quince minutos, Devendra Banhart le propusó matrimonio a Ana Kraš,
quince minutos le bastaron para decir “aquí es, esto es, ella es”.
quince minutos.
en quince minutos arreglé mi cuarto la primera vez que viniste;
en un minuto decidí que quería mostrarte mis canciones especiales,
en menos de un minuto, nuestras miradas se cruzaron hace algún tiempo,
los minutos que se hacen para llegar a casa
le parecen diminutos a mis dedos
cuando van entrelazados con los tuyos.
un minuto es suficiente para querer a alguien.
en el tiempo que haya durado nuestro primer beso,
en el tiempo que haya durado nuestro primer abrazo,
en el tiempo que duramos despidiéndonos cuando te tienes que ir,
pero, recorres mi cuarto una y otra, y otra vez,
vuelve a mi la frase y la mirada sincera de mi tía;
vuelve Devendra en fotografías con Ana,
vuelve a mi la imagen de mamá abrazándome.
un minuto.
en menos de un minuto, noté que dormimos agarrados de las manos,
en menos de un minuto, noté que se te hacen hoyuelos al reírte,
en menos de un minuto, noté que ayer me veías dormir.
menos de un minuto.
ahora entiendo a qué se refería mi tía,
y no es precisamente la cantidad exacta de tiempo:
es lo qué pasa en ese tiempo,
es como pasa lo qué pasa en ese tiempo,
es con quien pasa lo qué pasa en ese tiempo.
y eso eres tú,
menos de un minuto,
un minuto,
o quince minutos.
yo también te quiero mucho.
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