el pasado
deslavé el tono de la piel de mi cara
tantas veces frente a la ventana,
intentando entender de dónde provenía
tanto dolor, tantas ganas de dejarlo todo,
sin saber realmente qué o quién
rompía, sin dejarle lugar a la reparación
cada centímetro del interior de mi cuerpo.
y ahora, en el espejo,
la recuerdo,
con su mirada rota, sus párpados hinchados,
los labios mordidos, el cabello alborotado;
la recuerdo como quien recuerda una escena triste
que le hizo llorar,
y se me apachurra el pecho,
¿cómo no la cuide?
¿por qué dejé que le mintieran,
viéndole directamente a los ojos?
me pregunta con su voz entrecortada
¿por qué me hicieron tanto daño?
y no le sé responder,
nunca le sé responder.
a veces la abrazo y le digo que no fue su culpa,
a veces simplemente pronuncio: fueron ellos,
fue el tiempo, la edad, los miedos,
el tamaño del mundo y las personas que lo habitan,
pero tú no, no fuiste tú.
no me cree.
nunca me cree.
el mensaje oculto,
las miradas que no fueron suyas,
la fotografía de alguien más
sin que se diera cuenta.
el beso en otros labios,
el camino corto a casa, había una segunda cita.
¿es que no era suficiente
tanto amor atrapado
entre las manos indefensas
de alguien que quería a borbotones,
y recibía migajas?
no me perdona que le hayan hecho tanto daño,
cuando en el fondo ambas sabíamos
cuál era el antídoto para tanto veneno,
pero, veíamos supurar la herida:
mañana estará mejor,
será como antes,
no habrá despedida,
se va a quedar
y nos cambiará la vida.
el pasado fue terrible,
me dejó un hueco en el pecho;
atrapada sin salida,
aterrada en una esquina,
ojalá que el futuro sea mejor,
pensaba antes de quedarme dormida.
tantas veces frente a la ventana,
intentando entender de dónde provenía
tanto dolor, tantas ganas de dejarlo todo,
sin saber realmente qué o quién
rompía, sin dejarle lugar a la reparación
cada centímetro del interior de mi cuerpo.
y ahora, en el espejo,
la recuerdo,
con su mirada rota, sus párpados hinchados,
los labios mordidos, el cabello alborotado;
la recuerdo como quien recuerda una escena triste
que le hizo llorar,
y se me apachurra el pecho,
¿cómo no la cuide?
¿por qué dejé que le mintieran,
viéndole directamente a los ojos?
me pregunta con su voz entrecortada
¿por qué me hicieron tanto daño?
y no le sé responder,
nunca le sé responder.
a veces la abrazo y le digo que no fue su culpa,
a veces simplemente pronuncio: fueron ellos,
fue el tiempo, la edad, los miedos,
el tamaño del mundo y las personas que lo habitan,
pero tú no, no fuiste tú.
no me cree.
nunca me cree.
el mensaje oculto,
las miradas que no fueron suyas,
la fotografía de alguien más
sin que se diera cuenta.
el beso en otros labios,
el camino corto a casa, había una segunda cita.
¿es que no era suficiente
tanto amor atrapado
entre las manos indefensas
de alguien que quería a borbotones,
y recibía migajas?
no me perdona que le hayan hecho tanto daño,
cuando en el fondo ambas sabíamos
cuál era el antídoto para tanto veneno,
pero, veíamos supurar la herida:
mañana estará mejor,
será como antes,
no habrá despedida,
se va a quedar
y nos cambiará la vida.
el pasado fue terrible,
me dejó un hueco en el pecho;
atrapada sin salida,
aterrada en una esquina,
ojalá que el futuro sea mejor,
pensaba antes de quedarme dormida.
Comentarios
Publicar un comentario