Niñas malas.

Nos dicen niñas malas, porque nos encanta romper corazones.

Porque somos esas niñas que sabemos ilusionar, engañar y fingir.

No hablo de la niña mala que se cree "cabrona" y lo presume,

tampoco de esas que nos hacen quedar mal;

esas que son tan fáciles que llegan a cansar. 

No, somos esa clase de niñas que saben enamorar, con la ropa puesta.

Sin maquillaje,

sin dinero,

sin un gran cuerpo.

Y claro que tenemos nuestro lado bueno:

Sabemos arreglar corazones, y nos encanta regalar parte del nuestro para pegar el de los demás.

Amamos ver sonreír a quienes nos hacen sonreír.

Somos fuertes, pero debiles.

Somos coquetas, sin pasar a ser una facil.

Somos amables, pero no pendejas.

Y somos malas, pero sabemos querer.

Pero, lo que nadie sabe, es que nuestro corazón está más que jodido,

más que cansado, y más que aburrido.

Yo soy como esas niñas,

que sin delineador mancha sus ojos por un amor que solo hizo su desmadre y se fue.

Soy como ellas, que rompen corazones y arreglan otros a diestra y siniestra.

Soy de esas niñas que saben dar todo y un poco más,

pero, por la fachada, pocos se atreven a descubrir,

que, debajo de tanto desmadre, 

hay un corazón bien jodido que aún sabe amar.

Soy una niña mala,

porque se cuando darte alas, y cuando quitártelas.

Y algunas veces, cuando rompemos corazones,

nos llaman "Hijas de puta."

Y si hija de puta, significa "No me dio más que el corazón",

bueno, que orgullo ser una hija de puta.

Pero nada de "cabrona", porque casi todas esas "cabronas" son bien zorras.

Sabemos querer, sabemos engañar, sabemos fingir, también ilusionar.

Nos dicen niñas malas, porque somos quienes somos.

Sabemos que queremos, y como lo queremos.

Soy una niña mala,

y soy capaz de regalar mi corazón, así vuelva hecho mierda.

Soy una niña mala, 

porqué se que lo que quiero, no está en cualquiera.

Y soy una niña mala, porque se, que no hace falta un niño, para arreglar esté corazón,

porque después de todo, las niñas malas somos tan chingonas, que solas podemos.