Por mucho.
No entiendo, y se que cuando entiendo, entiendo mal, por lo tanto, explicarme las cosas es casi una pérdida de tiempo.
Estaré sentada esperando comprender la frase de todos los días "Si te hace mal, ¿por qué aún te aferras a él?"
El por que, precisamente, es lo que me mantiene pegada a su recuerdo.
El por que, me incluye besos, despedidas y saludos, principalmente cosas que en su momento tuvo mas que un valor sentimental, fue el sentimiento mismo.
Las cosas no varían en mi, no hay un cambio, no hay algo que me impulse a ser o estar.
Lo único que quiero hacer es estar, y ser... Contigo.
No es tonto, tampoco es trágico, pero llega a ser triste, topando a lo absurdo, llegando a lo platónico y cruzando en lo ridículo, como todo lo que tiene que ver con una relación finalizada.
¿Me puedes dar un minuto de tus horas, una hora de tu día, un día de tu mes, un año de tu vida?
Te doy mis segundos, mis nanosegundos, y mis tiempos, mis estaciones, los eclipses que vengan, ciclones, tornados y tempestades que tengan que pasar.
Te doy mi corazón, mis pulmones, mi sonrisa y mis razones para ser lo que soy.
Te doy mi vida y un resto de la que me he imaginado... Si, esa, donde aún estamos juntos.
Por mucho, has sido, has vivido, has estado.
Mi espalda y mis hombros echan de menos tus besos sorpresivos.
Te echo de menos, lo cual no es ninguna novedad.
¿Sabes? Por mucho, fuiste mi historia más triste... Pero al mismo tiempo, la más bonita.
Por mucho... Y por siempre, te amo.
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