Somos.

Pero somos como la mañana, y al despertar, no recordamos quién eres, quién soy, como te llamas, y como me llamo.

Somos esto, aquello, somos aquí, somos allá, al este, al oeste, al norte y al sur.
Somos la sombra en la pared, el dibujo en lo empañado del cristal.
Somos pequeños, somos enormes, somos gigantes, colosales, monumentales, somos adjetivos, somos antónimos, y compartimos sinónimos.

Soy la hoja que cae por tu ventana.
Soy la brisa que te besa en las mañanas.
Soy la caminata sobre tu espalda con la yema de los dedos.
Soy el eco en tus oídos, y la calle que todos los días te ve caminar.
Soy la gota en el parabrisas cuando empieza a lloviznar.
Soy quién te ama, y se le olvida hasta co se llama.

Somos, soy, eres, nos conjugamos, y entre versos nos besamos.
Soy quién te ama más que al mismo cielo, eres quién me pinta de azul las nubes.
Soy quién te escribe, quién te sueña, soy quién pone tu mundo de cabeza.
Eres mi calma, eres mi vida, tienes mi alma.

Soy quién soy porque eres quién eres, y entre tanta inmensidad, entre tanto amor, entre tantas cosas, entre tantos besos, entre todo lo que nos une y nos separa: Somos.

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