Nosotros los idiotas.

Sólo los idiotas nos enamoramos.
Sólo los idiotas contamos los meses, llevamos la cuenta de los días.
Sólo los idiotas nos tomamos de las manos al caminar por cualquier calle para presumir nuestro amor.
Sólo los idiotas nos tomamos el tiempo de conocer, de aprender, de aceptar, hasta de volver a empezar.
Y es muy de idiotas darle otra oportunidad a alguien después de fracasar.
Pero, nosotros los idiotas tomamos el mundo y le damos un giro para tener, por lo menos, por un momento, toda la dicha del mundo.
Es como si supiéramos que le apostamos al caballo que va a perder, sólo por la necesidad de sentirnos bien, de emocionarnos, de gritar, de llorar, de sentir un poco, o tal vez mucho.

Es normal que entre nosotros, los idiotas, sepamos que vamos a terminar mal, que nos van a lastimar, que nadie se tomará el tiempo de curarnos, y que el único remedio que logra funcionar con nosotros es el tiempo, los mimos de otra persona... Que casi siempre son pasajeros.

Pero que más da.
Lo disfrutamos tanto que se vale llorar, se vale sufrir... Después de todo somos idiotas y nunca medimos la intensidad con la que llegamos a querer.
Es una lastima que a nosotros siempre nos toque querer de más.

Igual y es bonito ser un idiota, cuando sabes que en el fondo, sólo eres otra persona ilusionada entre otras.

Quizá hoy me toca ser más idiota que otros días, porque a pesar de todo el malabarismo sentimental, a pesar del daño, sigo aquí. Sentada. Viendo la tarde pasar, imaginando que tu también piensas en mi.

Y aún sabiendo que somos las personas más lejanas del mundo, tu también piensas en lo ridículo que debe ser pasar una tarde conmigo y, en el fondo, deseas aceptar, de una vez por todas, que eres un idiota que también se muere por mi. 

Comentarios

Entradas populares