Lo nuestro no iba a funcionar de todos modos.
Tenías las manos muy tibias,
y a mi se me facilita tomar más aquellas que son frías.
Tú creías que para curar la ansiedad bastaba un mensaje diciendo "te quiero"
pero jamás intentaste llamar.
Yo no sé qué es eso de mantener a alguien enamorado,
si me funciona o no me funciona, jamás lo sé;
yo sólo hago las cosas.
Tu voz no me tranquilizaba,
ni me sentía segura entre tus manos,
me resbalaba entre ellas y me endulzaba los oídos con otros labios,
no funcionaba contigo,
ni tú conmigo.
Yo jamás fui lo demasiado alta,
ni fui tranquila.
No soy lo que tus padres quisieran conocer,
mucho menos alguien con quien plantearse una vida.
Yo no soy alguien con quien imaginarse una vida.
Vivo por placeres pequeños y moriría a causa de alguno de ellos,
cuando alguien me dice "te vas a dar en la madre"
con más ganas hago las cosas.
Me gusta darme en la madre,
a ti eso te daba miedo...
A mí me dio miedo no darme en la madre.
Soy muy inquieta,
soy muy impulsiva,
soy todo lo que tenga que ver con desastre.
Tú te planeas la vida,
yo me planeo como escapar de ella.
No soy un banco en el cual sentarse,
soy el asiento de un columpio.
Conmigo los viajes nunca son fáciles,
ni encuentras tranquilidad en ellos.
Hago de todo para complicarme y descomplicarme la vida a mi antojo.
Si tuviera que describirnos,
sería como comparar al rojo con el blanco,
y me toca ser el rojo.
No me gustaba ser callada,
ni tener que ver por la ventana mientras esperaba que algo brotara de tus labios.
Tampoco me gustaba la angustia que me producía lastimarte,
mucho menos tener que lidiar con un "está bien" aunque no estuviera bien.
No me gustaba lo que era cuando estaba a tu lado.
Yo te advertí que era complicado.
La ansiedad no se cura con un te quiero a la distancia.
La falta de compromiso por las cosas tampoco.
Una discusión sólo funciona cuando ambas partes lo han dicho todo,
quedarse callado cuenta como violencia.
Los besos se dan porque se nace,
no por obligación,
no por una foto,
no por romper el silencio,
no por callar.
Tienes planes que no incluyen a una loca que escribe biblias cuando se siente sola,
ni planes que incluyan a la risperidona como parte de la dieta,
y me alegro de haberme ido antes de haberte dado en la madre,
y es que a ti te gustaba demasiado la calma y yo creí que eso me hacía falta,
cuando lo único que me mantiene tranquila es la misma intranquilidad.
Mi manera de estar quieta es estar en movimiento.
Te hace falta que te besen más que yo,
que te quieran más que yo,
que sonrían más que yo,
que te digan más que yo.
A mí me gusta muchísimo el azul,
a ti sólo te gusta el azul.
No estoy hecha a la medida de nadie,
y lo nuestro no iba a funcionar de todos modos.
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