Untitled 17.

Ya le conté a todo el mundo de ti. Le conté al viento, a la arena, a las hojas, a las nubes, a mis amigos, le conté incluso al espejo cuando hablaba conmigo misma, convenciéndome que dejara de hablar de ti.
No es justo ni es correcto dicen todos, pero no puedo tomarle importancia; yo sólo quiero hablar de ti.
De la forma en la que se mueven tus labios al hablar, y la forma en la que tus manos le complementan.
Hablar de lo que tú me hablas, aprender de lo que tú me dices y mostrarle al mundo lo que yo entiendo.
Y mira que para mí es fácil hablar, de hecho me encanta hablar, sobre todo cuando se trata de ti, porque de lo poco que conozco, te conozco bien.
Sé que te gusta reírte.
Sé que te logra irritar.
Sé que no sabes lo mucho que me gustas.
Pero sólo hay un problema de hablar de ti: cuando lo hago, tú no estas presente.
Qué lástima que entre más cerca te quiero, más lejos te tengo.
Qué triste esperar para poder verte, para poder estar en tu agenda, para oír hablar.
Porque te podría escuchar la vida entera, así hablaras de cosas que no entiendo, aún así, no sabes la felicidad que me da oírte hablar.
Y entre las notas de tu voz y los recuerdos, de esos fragmentos me compongo cuentos que hablan de ti y de mí, cuentos que le cuento a todo el mundo, sobre todo a mí cuando veo al techo y quiero dejar de hablar de ti, pero es imposible, pues cuando vuelves a aparecerte en mi mente, es inevitable quitarte de mis labios.

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