Sé que estoy haciendo mal.

Siento que estoy haciendo mal,

que recordarte está dándome más calambres que alegrías,

que esperarte es esperar noviembre o diciembre en pleno julio,

y siento que estoy haciendo mal.

Siento que mis manos me escuecen por tocarte,

por tocar tu cabello, sentirlo en las yemas de los dedos,

entre los pliegues de mi piel.

Siento que las vocales me salen lentas de la boca cuando digo tu nombre,

y que decir algo respecto a ti está mal.

Quedarme callada es la mejor opción.

Te escondo de todos,

como si mi única misión fuese que no seas visto.

Me quedo con tu nombre besándome los labios al irme a dormir,

queriendo más,

buscando más,

conformándome con lo poco que tengo de ti,

soñando con lo que algún día sé que tendré. 

Me imagino el día en que te vea,

y sienta que de verdad estoy haciendo mal,

pecando lento,

pecando rápido,

quedándome callada para poder hacerte invisible,

porque no puedes ser tema en la comida,

ni puedes ser tema en la reunión.

Sólo eres tema cuando me descubro a mi misma contándome de ti.

Hablando de ti.

Sintiéndote en la piel aunque no me toques.

Amores prohibidos les dicen, o eso creo,

amores que es mejor tenerlos lejos y muriendo por tenerlos cerca.

Verte a escondidas,

verte en fotos,

verte aunque el mundo no quiera saber de nosotros...

y yo que me muero por contarle de ti.

Y cuando oigo tu voz,

cuando siento que hablamos distintos idiomas e igual nos entendemos,

que tu vida gira entorno a otra persona al mismo tiempo que gira en mi dirección,

cuando siento que hay algo más,

es ahí donde más te quiero.

Te quiero y te siento, aunque aquí no estés.

Y cuando estás me inundo los pulmones de tu aroma,

porque no sé cuando pueda volver a verte. 

Siento que estoy haciendo mal al pensarte,

al imaginarte,

al rozar mi mejilla y sentir que eres tú.

Sé que estoy haciendo mal al mentir,

al ocultarte,

al querer gritarle a todos lo que tú y yo tenemos,

pero es tan prohibido que se vuelve divertido.

Sé que estoy haciendo mal al pensarte de otra forma que no sea como amigo,

y no me siento culpable de absolutamente nada.