Uno más uno es un millón.

Uno trata de imitar el amor que ve en las películas, en la calle, en el beso de la esquina antes de llegar a casa y en el adiós que los enamorados se dan apresurados por no perder el tiempo.
Uno cree que el amor nace de la ecuación de 1 + 1 = 2 siendo dos entes enteros cuya única preocupación es sumar un dos, ser un dos, ser un nosotros y nunca un tú y yo. Quién sabe cual es la necesidad de ser un equipo y de no trabajar solo, si los trabajos que mejor salen es cuando la entidad es la única fuerza necesaria.
Posiblemente es que imitamos lo que vemos: Imitamos el amor que nos venden y no profundizamos. No nos acercamos al fuego que quema porque nos han dicho que quema. La experiencia es mera casualidad. Es algo que nació porque toque el fuego aun con las manos frías.
Y el amor, lo mismo.
No buscamos más allá de las buenas noches y un mensaje mediocre. Más allá de un beso en la puerta de la casa e ir a tomar un helado con el pretexto de compartir el tiempo juntos. El merecido tiempo juntos que floreció después de decir "sí" a la pregunta mediocre "quieres ser mi novia, novio" cuando debería ser "vas a compartir un par de momentos conmigo porque tengo interés en ti, y tú en mí".
Y nadie de los supuestos se da tiempo de quererse en la forma en la que deberíamos querer. En lugar de decir "que hermosa es" deberíamos decir "qué hermosa es, mira como le interesa de lo que hablo. Mira como me mira los labios y se relame los suyos esperando que la bese. Esperándome ansiosa. Mira como se viste cuando me va a ver. Mira que bellos sus ojos cuando me miran con esa dualidad, con esa intensidad. Con ganas de que yo la mire".
Porqué que pobreza un hombre enamorado de un exterior que se deteriora. De unas piernas que engordan o enflacan. Que pobreza un hombre que no ve el alma de la persona que dice amar. Se conforman con un besito en los labios cuando podrían conquistar galaxias enteras entre sus lunares, entre sus estrellas.
Uno se compara con una película gringa de amor adolescente: de un inicio catastrófico, un climax que atrapa y un desenlace que se veía venir. De nuevo dos entes "enamorados" que buscan complacer la ecuación de 1 + 1 = 2.
Y dirán lo que dirán, pero me interesa que alguien me vea y se detenga. Se detenga a verme hablar, a verme pestañear. Que se baje de su escalera y quede en mi peldaño.
Qué su unica obsesión sea tener un futuro, no conmigo, consigo mismo y que quiera incluirme en el si ambos podemos compartir metas a largo plazo.
Porque no busco sumar un dos. Busco ser un uno, encontrar a otro uno y sumar un millón, si hace falta. Suena imposible, pero de eso se trata, hacer posible lo imposible.
Besar con los ojos, tocar con los labios. Enamorarse perdidamente del olor de su cabello y besarle el alma todas las mañanas.






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