Dos semanas.

Eres efímero.
Estás como por dos semanas y después te me desapareces,
como que lo tuyo y lo mío nunca podrá,
pero cuando lo es, soy feliz.

Esto no significa que quiera pasar mi vida atada a ti,
ni mucho menos que sepa que siento cuando me hablas,
pero soy feliz cuando lo haces,
y soy feliz de saber que responder la mayoría de las veces.

Pero hay algo divertido,
y es que me gustas de una forma en la que nadie me había gustado,
porque no te quiero,
ni me gustaría pasarme todas mis tardes contigo,
sólo me gustas.
Así como me gusta el café,
el color rojo,
las mañanas donde no tengo que hacer nada.
Me gustas con esa sencillez de saber que no puedes echarme a perder la vida,
y creo que eso se debe a todas las veces que has entrado y salido de mis noticias.
Pero así soy feliz,
porque nunca me acostumbro a ti,
y mucho menos tú a mí.

No puedo escribirte sobre amor porque ni tú ni yo lo sentimos,
tampoco puedo prometer que algún día lo haré porque contigo todo es incierto,
por eso te tengo por dos semanas cada 3 meses, o menos.
Por eso le sonrío al celular por unos cuantos días y después todo vuelve a la normalidad.

Me gustas así como me gustaba verte caminar,
como me gustaba verte reír,
como me gustaba como me quedaras viendo y sonrieses para ti.
Me gustas así como para darte los buenos días por 15 días,
y como para soñar que te beso por algunas cuantas noches.
Me gustas porque eres efímero,
como yo.
Porque no sabemos que es compromiso,
ni responsabilidad,
sólo sabemos que existimos por unos días y después no sabemos ni quienes somos.

No lo vas a leer,
porque sé que no te interesa,
como a mí no me interesa que no me leas...
Después de todo, así es como soy feliz.
Así es como me haces feliz.

Aunque mi felicidad contigo dure dos semanas.
me haces feliz. 




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