Ahora.

He llegado al punto donde ya no te quiero.
Ya no sé cómo te va, ya no sé quién eres o quien fuiste,
sólo sé que tuviste pedazos de mí,
qué yo también obtuve pedazos de ti,
y que en algún punto de nuestras vidas, los dos nos ocultamos del resto del mundo.

Ahora ya no sé qué haces.
Ya no sé si son martes de fiesta,
niércoles de recompensa,
jueves de dormir con otra,
viernes de amanecer con la misma.

Ahora ya me aleje de los amores como tú,
me aleje de amar una vez por semana,
de días de sueño, días de lagrimas y días de pensarte.
Ahora ya no sé quién fuiste y que hiciste de mí.

Pero, lo que sí sé es que ya no recuerdo que se sentía antes de ti.
No recuerdo si era feliz o no,
y creo que jamás lo sabré.
De todos modos, no importa.
Marcaste un antes y un después.
Marcaste una diferencia entre doña pendeja y doña Samara.
Y aunque doña pendeja era más feliz que doña Samara,
puedo dormir tranquila, sabiendo que no soy la otra de alguna persona.

Ahora entiendo lo que decía todo el mundo,
que todo a su tiempo, todo a su ritmo.
Que llegaran amores que marcarán a las 3 de la mañana,
que llegaran amores que te haran el amor con sonrisas.
Que a todos nos llega un día de suerte, donde encontramos a nuestra fe en la cuerda floja,
esperando ansiosa a otro trapecista que quiera actuar en nuestra vida.
Y yo aún espero mi día de suerte.

Ahora entiendo que tuve mil oportunidades pa' dejarte ir,
pero era una necia que no prosperaba,
que a fuerza quería encontrar un lugar contigo,
y mira que si antes lo hubiera notado,
que si antes me hubiera querido un poquito,
me habría ahorrado tanto dolor.
Nunca hubieras sido la causa de desvelos,
de amanecer pegada a la almohada con los ojos hinchados.
Nunca te hubiera defendido,
en cambio habría callado,
que la gente pensara lo que quisiera, 
porque ya no eras asunto mío.
Pero te quería, hijo de la chingada,
te quería...

Pero, da igual, porque ahora ya no te quiero.
Ya no sé que eres, qué haces, a que te dedicas,
y mejor pa' mí.
Me ahorro de que me hierva la sangre, 
porque el karma aún no hace su magia contigo.

Y es que ahora lo entiendo.
Ahora sé que si no te hubiera conocido,
si no te hubiera defendido,
no sería tan fuerte como soy ahora...
Que igual duele, porque ya no caigo tan fácil y sigo sola,
pero es mejor que estar con alguien que sólo sabe cómo romperte.
Es mejor estar sola que alegrando a un pendejo una vez por semana, ¿o no?


Y pa' que cale un poco,
Ni tú eras tan chingon,
Ni yo era tan pendeja, 
porque no hubieron más en mi colchón,
pero hubieron un chingo en mi libreta.
Que a otros les escribí mejor,
y que con ellos si me sentía completa.

Sáquese a la chingada y no vuelva,
Que aquí ni quien se acuerde de su apellido ni dirección,
Que otra le chingue el billete, el colchón y el corazón. 
Mi amor.


Comentarios

Entradas populares