Hay un extraño.

Ahora sueño con él, casi siempre...Y ¿lo peor? Despierto feliz.

Hay un extraño que me obliga a hacer cosas inusuales,
como contar cuantas playeras amarillas veo al caminar.
También cuento cuántos carros rojos veo por día,
cuántas lámparas me iluminan para llegar a casa,
ahora todo me parece nuevo y hasta huele como tal,
hay un extraño que no me deja en paz.

No le veo seguido,
es simplemente que está ahí, en algún rincón de mi mente,
esa parte donde nadie entra,
y cuando alguien entra,
tarde mucho en salir...
Pero está ahí,
acompañándome a cepillarme los dientes antes de dormir;
está ahí,
masajeandome los párpados por la mañana para que pueda despertar. 

Me sigue cuando voy a la escuela, 
deteniendome en los semáforos en rojo,
me pone la mano en mi mano y me susurra al oído "vale, en un rato cruzamos".

Hay un extraño que se sienta a verme dibujar,
que me toma la mano izquierda y se la lleva hasta sus labios,
después parpadea lento y me pide que lo dibuje...
E irremediablemente termino dibujándonos,
abrazándonos
y con cualquier canción cursi de fondo.

Hay un extraño que no me deja dormir del todo;
que cuando cierro los ojos, me pide que lo sueñe,
y al abrirlos, para acomodarme del otro lado de la cama, me abraza.
Lo peor de todo, es que cuando logro dormir,
se me aparece en sueños y me dice que me vaya con él,
que corramos juntos...
Y hace tantos días que sueño lo inusual,
sueño que estoy feliz...
y despierto rebosante de felicidad.

Hay un extraño que no es extraño,
que tiene un nombre y un apellido,
pero que no está, aunque yo quisiera,
y por eso me lo imagino,
pero me gusta pensar que me sigue,
porque a lo mejor yo soy su extraña,
y él también me tiene persiguiéndolo en su ciudad.

Hay un par de extraños que se siguen a todas horas,
pero no se lo dicen.
Que sí nos toca ir arriba, nos piden quedarnos abajo;
que si nos toca comer solos, se sientan en la otra silla,
y al verse por la mañana, masajeandonos los párpados nos damos cuenta,
que sí yo te sigo como tú me sigues,
deberíamos estar juntos.
Tan solo deberíamos.

Hay un extraño al que extraño aunque sea un extraño,
un extraño con un nombre bonito,
unos ojos preciosos
y una incesante necesidad de seguirme a todos lados. 





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