Untitled 24
Podría aprender a fumar.
Podría encender un cigarro y dejar que se consumiera, mezclando el humo con saliva y soltando suspiros de color gris.
Y podría hablarte de las nubes que se forman cuando me voy a dormir, cuando no quiero saber nada de nadie, cuando soy yo en mi totalidad: apática, con sueño, mareada, callada, a veces gritona, a veces en susurros; cuando soy yo, simplemente. Con la mente hecha un caos, con los ojos llorosos y con el cabello cayéndome por la cara.
Podría enseñarte mis cicatrices, contarte la historia de cada una, contarte que estoy deseando no estar y estar al mismo tiempo.
Te hablaría de tantas cosas que sólo tú entenderías.
Te invitaría a tomar un trago, quizás dos, quizás tres... te preguntaría por tus sueños, por tus miedos. Te preguntaría si podrías enseñarme a fumar, aunque por dentro no quiera, sólo para aprender algo nuevo.
Mi manera favorita de quererme es no queriéndome a ratos, cuando me dejo ser, desterrando los deseos de la moral implícita formada por mi misma y por los valores inculcados.
Y de igual forma, cariño, estaría aprendiendo, lo cual es maravilloso. Un descubrimiento, como las estrellas, como el restregarse tanto los ojos para ver chispas... Como para escaparte un rato mientras te dices a ti mismo que uno escribe porque está triste, o porque es un taciturno sin control, sin medida; que uno escribe porque está cansado, esperanzado, esperando, roto.
Y yo, yo no estoy así.
Yo no sé como estoy.
Sólo sé que estoy y no me gusta estar hoy.
Y no me hace falta nadie, creo, porque no quiero estar con alguien que no seas tú, porque tú comprendes y te quedas callado, o hablas, ignorando que no quiero hablar, haciéndome preguntas igual, porque sabes que te diré lo que pienso. Siempre termino diciendo lo que pienso y eso me da nauseas algunas veces.
Hoy no sería la excepción.
Hoy podría aprender a fumar, a callarme, a calar el cigarro una y otra vez, para verme perdida como todos los que fuman cuando no saben que hacer, quienes son.
No quiero que alguien se sienta identificado con esto, realmente.
Y escribo aquí porque es mi blog, también, y si quiero escribir que quiero morirme un poco, lo hago.
Pero no morir como para dejar de existir, sino morir metafóricamente. Como que respiras, pero no estás, y no quieres estar para nadie, porque al final siempre terminas solo, contándole a un montón de personas que no conoces y sólo te leen.
So... eso.
Untitled 24, al fin.
Podría encender un cigarro y dejar que se consumiera, mezclando el humo con saliva y soltando suspiros de color gris.
Y podría hablarte de las nubes que se forman cuando me voy a dormir, cuando no quiero saber nada de nadie, cuando soy yo en mi totalidad: apática, con sueño, mareada, callada, a veces gritona, a veces en susurros; cuando soy yo, simplemente. Con la mente hecha un caos, con los ojos llorosos y con el cabello cayéndome por la cara.
Podría enseñarte mis cicatrices, contarte la historia de cada una, contarte que estoy deseando no estar y estar al mismo tiempo.
Te hablaría de tantas cosas que sólo tú entenderías.
Te invitaría a tomar un trago, quizás dos, quizás tres... te preguntaría por tus sueños, por tus miedos. Te preguntaría si podrías enseñarme a fumar, aunque por dentro no quiera, sólo para aprender algo nuevo.
Mi manera favorita de quererme es no queriéndome a ratos, cuando me dejo ser, desterrando los deseos de la moral implícita formada por mi misma y por los valores inculcados.
Y de igual forma, cariño, estaría aprendiendo, lo cual es maravilloso. Un descubrimiento, como las estrellas, como el restregarse tanto los ojos para ver chispas... Como para escaparte un rato mientras te dices a ti mismo que uno escribe porque está triste, o porque es un taciturno sin control, sin medida; que uno escribe porque está cansado, esperanzado, esperando, roto.
Y yo, yo no estoy así.
Yo no sé como estoy.
Sólo sé que estoy y no me gusta estar hoy.
Y no me hace falta nadie, creo, porque no quiero estar con alguien que no seas tú, porque tú comprendes y te quedas callado, o hablas, ignorando que no quiero hablar, haciéndome preguntas igual, porque sabes que te diré lo que pienso. Siempre termino diciendo lo que pienso y eso me da nauseas algunas veces.
Hoy no sería la excepción.
Hoy podría aprender a fumar, a callarme, a calar el cigarro una y otra vez, para verme perdida como todos los que fuman cuando no saben que hacer, quienes son.
No quiero que alguien se sienta identificado con esto, realmente.
Y escribo aquí porque es mi blog, también, y si quiero escribir que quiero morirme un poco, lo hago.
Pero no morir como para dejar de existir, sino morir metafóricamente. Como que respiras, pero no estás, y no quieres estar para nadie, porque al final siempre terminas solo, contándole a un montón de personas que no conoces y sólo te leen.
So... eso.
Untitled 24, al fin.
Comentarios
Publicar un comentario