Podría ser peor
Podría ser peor.
Tan malo como comparar el azul del cielo,
y pensar si ese es el tono de azul que le gusta.
Podría ser tan malo,
como para detenerse a mirar las flores,
pensar en él,
sacudir la cabeza,
y seguir caminando.
Podría ser que, cuando veo a alguien con el cabello corto,
es él.
Y si lo veo con el cabello largo,
también es él.
Podría ser que cuando alguien sonríe,
busco similitudes,
si las comisuras de los labios se alzan,
o si permanecen quietas,
o si se parece a su sonrisa.
Podría ser tan malo como
contar los días que llevo tratando
de no pensarle.
Podría ser tan malo,
como para seguir pensando
en como pestañea,
antes de dormir.
Pero, afortunadamente,
a veces no es tan malo.
A veces se disfruta.
Se disfruta ser patetica y escribirle en la clase de italiano.
Se disfruta decir su nombre después del quién te gusta,
y se disfruta sonreír después de que preguntan "¿aún?".
A veces disfruto que sea él,
que siga siendo él.
Y podría ser peor,
como para no disfrutarlo,
y sentirse miserable al contestar "sí" después del "¿aún?"
Resulta que hubo una clase de magia,
que tratan de ojos bonitos,
y de manos blancas.
Esa magia me hizo cuestionarme sobre planes futuros,
y es que yo no planeo.
También me hizo cuestionarme sobre dormir 12 horas,
porque yo duermo mucho.
Pero, lo mejor,
me hizo cuestionarme
si de verdad volvía al juego,
si podría atreverme,
y así fue.
Ahora que me sobran puros recuerdos,
y muchas ganas de volverlo a ver
me pregunto que tan malo pudo ser,
para que aún quiera intentar,
para quedarme con sus pestañeos instantáneos,
con sus manos atrapadas en mi cabello,
y en su boca, besándome la sien.
Y mentiría al decir,
que podría ser peor,
pero me quedo con lo que tengo,
aunque no sea mucho,
y podría ser peor,
porque lo que tengo, lo tengo.
Tan simple y sencillo como eso.
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