Untitled 26

Llevé pedazos de ti hasta en la comisura de mis dedos;
regalé sonrisas a extraños porque se parecían a ti.
Hice hasta lo imposible por traerte de vuelta,
pero los zapatos ni a la fuerza.

Hoy he encontrado a alguien que siempre me quiso,
que observa con detalle cada tonalidad que le rodea.
Me ha dicho que es tiempo para darnos una oportunidad;
que estará para mí las 24 horas del día.
He dicho que sí.
Hoy me siento feliz.

Me observa cuando sonrío frente al espejo,
y revolotea sus grandes ojos castaños.
Se truena los dedos con frecuencia (sobre todo cuando está nerviosa),
y se ríe sola al caminar por la calle.

La tenía olvidada,
en un cajón, casi abandonada.
Sufriendo porque estaba muy ocupada en otras cosas,
preocupada por los kilos que subí,
por el cabello que se enreda en las puntas;
por la escuela, la casa, las responsabilidades.
Hacía bastante tiempo que no teníamos tiempo.
Pero, hoy, está aquí.
Cuando despierto y me deja estar 15 minutos más en la cama;
cuando dibujo y me tiene paciencia.
Está aquí.
Cuando camino por las calles y puedo respirar con tranquilidad.
Cuando el viento sopla tan fuerte que me obliga a pestañear.
Está cuándo cruzo la calle y sólo pienso en ella, y ya no en ti.
Y eso me hace muy feliz.
Nos hace muy feliz.

Me olvidé por completo de como se reía,
de como se quedaba dormida.
Me olvidé que ella fue mi primer amor,
mi primer te quiero.
Se me olvido, incluso cuando la veía a diario en todos los reflejos posibles.
La abandoné tanto por ti,
por quererte de vuelta,
y acostarme llorando.
Me olvidé de ella, 
de como movía las manos al hablar,
de lo mucho que se podía disfrutar la compañía,
porque sólo quería la tuya.
Y me odio un poco,
por haberla dejado de lado,
cuando hubieron momentos que pude haber disfrutado el doble a su lado.

Pero, ella es tan buena...
Cuándo volví, dijo que también me había extrañado,
que estaba feliz de verme de vuelta.
Ni siquiera pedí perdón,
y ya sabía que estaba perdonada.

Otra vez me está enseñando a observar todo con calma,
a escuchar canciones que no hablen de desamor.
Me está enseñando a caminar despacio,
a hacerme de comer,
a darme tiempo para lo que me gusta.
Me masajea los párpados continuamente, porque sabe que amo ver estrellas al frotar mis ojos.
Ahora me acompaña a todos lados,
y ese vacío tan horroroso, poco a poco se desvanece.

Estoy feliz de tenerla conmigo.
Estoy feliz que aún nos amemos con locura.
Estoy feliz de reencontrarme con esa parte de mi misma que creía perdida después de tantos fracasos.
Estoy feliz de encontrar con naturalidad lo que creía perdido.

Soy yo.
Otra vez soy yo.
Y me río,
y sueño,
y camino,
y lloro por cosas sencillas,
y me emociono,
y me llevo conmigo a todos lados,
y me siento feliz,
también me siento triste,
pero me siento.
Y creo que a quién había extrañado todo este tiempo,
era a mí. 

Ella sonríe con la intensidad de mil soles,
mientras se aprieta los párpados,
para ver estrellas de colores.

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