que yo sigo aquí
si vos te cansas de esperar por los días de lluvia,
o de ver como la vecina cuelga sus calzones en el techo,
si te cansas de las mañanas pesadas,
del trafico del medio día,
y si tú tienes hambre a las cuatro de la mañana,
háblame,
que yo sigo aquí.
si te da miedo el cambio de horario,
o que la rutina te está besando los hombros,
si quieres que alguien te bese a la distancia,
o te escriba,
da lo mismo,
háblame,
que yo sigo aquí.
si vos dejas la tele encendida
porque no hay con quién hablar,
si te muerdes las uñas por los nervios,
o por el estrés,
da lo mismo,
háblame,
que yo sigo aquí.
y si yo paso por tu mente,
tan fugaz como estrella,
tan fugaz como parpadeo,
háblame,
que seguiré aquí,
así la vecina descuelgue los calzones al medio día,
así se somaten las puertas en el departamento,
así tengamos que vernos los rostros,
empañados en sudor,
mientras no contorneamos los miedos,
las espigas que nos salen de las manos cuando nos tocamos,
así venga un viento inmenso,
y nos derrumbe los sueños,
así todo se ponga en contra nuestra,
si vos me regalas un pedacito de tu día,
yo lo convierto en un mes,
en más.
si tú me dices "te quiero"
me quedo
con lo que tenga
con lo que falte
con oirte decir mi nombre
fatigado
con hambre
con ira
con rabia
con miedo
con nervios
con amor
con ternura
con oirte decir mi nombre,
yo convierto el día en un mes,
la semana en un año,
una vida juntos viendo a la vecina colgar la ropa,
fumandonos el sudor,
tomandonos la temperatura
con tu dedo enlazado en mi cabello,
con tu voz arruyandome después del trabajo,
antes de la cena,
da lo mismo,
porque si vos llegas y me hablas,
yo me la juego por ti,
por los dos,
por nosotros.
si vos sientes que te va fatal el negro
que el café te quedo cargado
que no hay con quién discutir las noticias del periodico,
o que el día te quedo corto,
que te duelen los nudillos,
que el trabajo te explota y nadie entiende,
que sos un niño,
casi,
háblame,
que yo sigo aquí.
Pero basta eso,
que te acuerdes que existo,
y que me hables,
que yo sigo aquí.
o de ver como la vecina cuelga sus calzones en el techo,
si te cansas de las mañanas pesadas,
del trafico del medio día,
y si tú tienes hambre a las cuatro de la mañana,
háblame,
que yo sigo aquí.
si te da miedo el cambio de horario,
o que la rutina te está besando los hombros,
si quieres que alguien te bese a la distancia,
o te escriba,
da lo mismo,
háblame,
que yo sigo aquí.
si vos dejas la tele encendida
porque no hay con quién hablar,
si te muerdes las uñas por los nervios,
o por el estrés,
da lo mismo,
háblame,
que yo sigo aquí.
y si yo paso por tu mente,
tan fugaz como estrella,
tan fugaz como parpadeo,
háblame,
que seguiré aquí,
así la vecina descuelgue los calzones al medio día,
así se somaten las puertas en el departamento,
así tengamos que vernos los rostros,
empañados en sudor,
mientras no contorneamos los miedos,
las espigas que nos salen de las manos cuando nos tocamos,
así venga un viento inmenso,
y nos derrumbe los sueños,
así todo se ponga en contra nuestra,
si vos me regalas un pedacito de tu día,
yo lo convierto en un mes,
en más.
si tú me dices "te quiero"
me quedo
con lo que tenga
con lo que falte
con oirte decir mi nombre
fatigado
con hambre
con ira
con rabia
con miedo
con nervios
con amor
con ternura
con oirte decir mi nombre,
yo convierto el día en un mes,
la semana en un año,
una vida juntos viendo a la vecina colgar la ropa,
fumandonos el sudor,
tomandonos la temperatura
con tu dedo enlazado en mi cabello,
con tu voz arruyandome después del trabajo,
antes de la cena,
da lo mismo,
porque si vos llegas y me hablas,
yo me la juego por ti,
por los dos,
por nosotros.
si vos sientes que te va fatal el negro
que el café te quedo cargado
que no hay con quién discutir las noticias del periodico,
o que el día te quedo corto,
que te duelen los nudillos,
que el trabajo te explota y nadie entiende,
que sos un niño,
casi,
háblame,
que yo sigo aquí.
Pero basta eso,
que te acuerdes que existo,
y que me hables,
que yo sigo aquí.
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