Nota del año

En conjunto, le dimos la vuelta al Sol en uno de los mejores y peores años de mi vida.
Estoy pensando seriamente que en años anteriores no me había divertido y sufrido tanto, y que a cualquier otro año le va a costar superar este.

Para empezar, quiero decir que estoy muy orgullosa de todos ustedes, porque aunque no lo crean, vi a muchos de mis amigos crecer como profesionistas; otros encontraron el amor o simplemente maduraron en cuanto a su personalidad.

A happy yay yay to you all! 

Este año conocí el hemisferio sur. 
El año anterior agité las monedas antes de las 12 am. Por si no son mexicanos, nosotros solemos agitar monedas para la buena suerte en cuanto al dinero. Y también salí por la cuadra únicamente con una mochila en la espalda, eso es para viajar.

Y esa es la razón por la cual tengo muchisimas fotos con una mochila en la espalda. Supongo que después de todo el esfuerzo, un poco de magia o un poco de buena suerte puede ayudar.
Chile me cayó como anillo al dedo; aprendí a salir de mi burbuja y sobre todo aprendí cuando no hacerlo. Aprendí que edad no significa madurez, que puedes encontrarte en otras personas. Aprendí que a veces basta únicamente una mochila en la espalda para perderse y encontrarse. Concepción tiene mi corazón para toda la vida, pues fue mi hogar durante 5 meses, meses donde conocí a las personas más fascinantes (te contaré de ellas más adelante).
Si alguna vez quisieras viajar a Chile o a alguna parte de america del sur, mi único consejo es: Hazlo. De verdad, hazlo. America del sur tiene un encanto que no vas a encontrar en otro lugar, una parte olvidada del mundo que ha crecido sola, que se ha visto en las peores y ha demostrado sus mejores.

Hazlo.
Ese es mi consejo para el 2018.
Aunque te mueras de miedo; aunque pienses que vas a llorar o que te vas a dar en la madre, tú sólo hazlo.

Este año me enseñó mucho sobre las despedidas.
Si hago recuento de todo lo bueno que me pasó, la balanza lo equilibraría por las personas de las que me tuve que despedir.
Este año tuve que decirle adiós al amor de mi vida, a mi motivación y fuerza que ahora duerme bajo un almendro. 
Bubba, este año fue por ti.
Todas las aventuras que viví, las viví como si estuvieras conmigo. A una parte de mí le gusta creer que me ves desde allá arriba y mueves tu colita feliz por verme reír. La mejor parte del 2017 fue el sueño donde nos abrazamos, y había una canción de fondo que decía "te extraño mucho allá arriba". Adivina qué, yo te extraño todos los putos días, y heme aquí, escribiendote más historias para contartelas mientras vemos las nubes, aunque sea de distinta perspectiva.
Todos los días, abro los brazos, veo al cielo y te envío mil besos en uno sólo.

Este año también le dije adiós al abuelo,
pero esa despedida fue más sencilla.
En vida, mi abuelo fue un ser senzato que me enseñó a amar la poesía en secreto. Que me enseñó lo bueno que es no quedarse callado, y que me abrazó tan contadas veces que también me enseñó a valorar el afecto.
Abuelo, tú y yo tenemos una conexión que va más allá de las palabras, de la distancia que hay entre el cielo y la Tierra. 
Sé que cada vez que el cielo está muy celeste, eres tú.

Y ahora, lo bueno.
La parte que les corresponde.

Gracias.

Gracias a Omar y Malú como siempre por impulsarme a lograr mis sueños. Por sus llamadas constantes para no dejarme morir y por esa paciencia infinita que he visto crecer con los años. Gracias por sus besos, sus abrazos, por estar orgullosos de mí cuando yo sólo quiero pegarme en la cara. 

A mi hermana, Andie bebé, por ser mi ejemplo a seguir. Porque año con año siempre tiene una aventura nueva en el bolsillo y su emoción es mi emoción. Gracias a ti por quererme a tu forma.

A Leslie y a Astrid, por siempre estar, y cuando digo siempre, es siempre. Mis mejores amigas, mis compañeras en valer madre. Gracias por quererme todo el tiempo, por hacerme segunda en mis malas ideas. Gracias por las llamadas, por los besos a la distancia. Por enseñarme a ser una buena amiga en las buenas y en las peores. Gracias por su paciencia, por los consejos, y por sobre todas las cosas, por ser honestas conmigo. Las amo demasiado, saben que siempre las llevo en el corazón y que quiero, de verdad, que sigamos siendo amigas todo el tiempo. Este año aprendí de ustedes una infinidad de cosas, y si el tiempo y la distancia decide que nos separemos, le vamos a enseñar que nuestra amistad es infinita.

Gracias a Los Pinos 515 y a los Mexas por ser la familia que necesitaba. 
Gracias a Job, Alkendy, Hugo, Ricardo, Tomás, Clau, Caro bebé, Mackita, Sebas, Juanjo, Nico nico ni, Vale y Basti por todas esas noches de risas, de completos y de futbol. Por nuestras escapadas a la playa, por los abrazos en la cocina. ¿Quién es el asesino? Los quiero demasiado. Vuelvan a mí por favor. Cracks.

Gracias a Basti bebé, of course, por ser mi sidekick 24/7, excepto cuando no podía dormir y yo sí. Gracias infinitas por el amor y la paciencia; por tener la amabilidad de enterderme cuando ni siquiera sabía como explicar. Gracias a tu familia y a ti, por ser el amor más bonito que se me ha cruzado. Te quiero mucho, mi niño zurdo.

Gracias al club de la libreta, a Patch y a Pau, por estar, no estar, por mentarme la madre, por llorar conmigo, por jalar, por las risas y las fotos haciendo caras. Gracias por ser mi familia, por cuidarme a la distancia. Gracias, gracias, gracias por ser mis amigas. Las quiero ver crecer más, que aprendamos a querernos y a cuidarnos como lo prometimos.
Las amo.

Gracias a mis primeras amigas en la Uni. Karla, Pily, Van, Nath, Yoyi, Jana, a Chris y a todos los que me hablaron y alguna vez se rieron conmigo o de mí. Gracias por hacerme sentir que no estaba sola.

Y por supuesto, gracias a ustedes que me siguen leyendo a pesar que soy una inconstante de mierda. Les quiero muchisímo por tenerme fé. 

Agiten sus monedas, coman sus uvas y cuelguense la mochila.
Que este año, toda la buena vibra llegue a ustedes y puedan sentir que el universo siempre conspira a nuestro favor.

Buena vibra y pura vida para todos.
Feliz 2018 


Sam C.





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