In bed the kiss

uno le puede admirar el revoloteo de esas pestañas
y sentir exactamente lo que Tchaikovsy sintió
cuando componía el cascanueces.

tiene salpicado el cuerpo de estrellas fugaces
y se cuela entre tus pulmones con la facilidad
con la que un pez nada en el agua,
si le ves de reojo
puedes ver como su piel
se torna de distintos colores,
como si fuera un arcoiris
o el efecto tyndall con la lluvia y un poste.

cuando mueve sus manos 
puedes ver incluso como el viento se filtra entre sus dedos
y se enreda, da tres vueltas, se enamora de lo suave que son,
pero antes de irse, 
y sin hacer ruido,
se acerca a besarle los nudillos.

no te imaginas la felicidad que provoca
cuando de sus labios rosa
brota tu nombre
o que te llame de otra forma
y a mí la cara se me torna primavera
cuando su vocecilla diluida en acuarela
me llama, me hace suya
con solo contarme
como, cuando y donde
le gustan las cosas.

se ve increíble
cuando no se da cuenta que le veo
y no sólo veo lo increíble que se ve
sino en el veo
todo lo que en nadie más
puedo ver.

si le dejas hablarte del mundo
de las aventuras a las que ha ido y a las que irás
podrás entender porque mi aura curiosa
quiere llenarse de los colores
que en sus viajes ha visto.

los ojos los tiene pintados de gouache
y sus labios son don pinceladas de acrílico,
la piel la tiene esparcida de destellos,
y bajo sus clavículas se pierden los puntos de luz,
un trazo y te ha robado el aire,
pero te la devuelve cuando ves que
en su pecho se escriben versos eternos
que uno puede leer y releer
vamos que si te sigo contando
nunca había visto un Pollock tan original 
combinado con un Picasso
y un Tamayo eligiendole el color;
ese niño es
la musa
la pintura
el museo
y lo único que yo quiero hacer con el es
In Bed The Kiss - Toulouse Lautrec.








Comentarios

Entradas populares