Espacios

en tus ojos
en ese espacio pequeño
donde la luz se concentra con más intensidad,
en ese pequeño punto de fuga
decidí guardar un pedacito de mi alma,
así, si lloras
yo te beso los ojitos por dentro,
y detengo tu tristeza.

para abrazarte,
ambos brazos abro
para acurrucar a la luna
que se le cayó a Jupiter
y qué no volverá al espacio,
porque se ha quedado atrapada
entre el espacio qué hay
de mi cuello hasta el tuyo,
los centímetros mágicos, les llamo,
donde ni soy, ni eres,
sino somos.

millas de distancia
impiden que hoy tu voz me ayude a dormir,
pero, estoy segura que otra vez en sueños te encuentro,
me tomas de la mano,
y me susurras al oído
“lo que conmigo eres,
no lo seas con nadie más”.

mi meñique abrazado al tuyo
prometiéndote que no te olvido
es mi alma diciéndote
qué hay espacio para ti
en todos los días que quieras coincidir conmigo.

y tus labios,
acariciando los míos,
el minúsculo espacio que le dejamos al aliento,
y en ese soplo pequeño,
casi desapercibido
casi inaudible,
casi invisible,
te cuento que había guardado
una palabra especial
para alguien especial,
tanto o menos especial de lo que tú eres,
porque vas de aquí para allá
en mi cabeza todo el día,
te cuento,
que te he llamado “espacio”
porque es lo único que viene a mi mente
cuando te pienso,
el espacio entre tus clavículas,
el espacio exterior lleno de estrellas,
el espacio entre nuestros dedos,
el espacio entre tu almohada y la mía
el espacio qué nos tenia lejos,
y qué ahora nos mantiene cerca.
el espacio donde soy, eres,
y somos,
y coincidimos,
y yo me pellizco porque es increíble
que tanto espacio, tanto,
y ahora estés tú, aquí,
y aquí, yo ya te había esperado
toda mi vida.

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