todo el tiempo juntos

la vida nos unió,
sabrá sólo ella con qué propósito
o bajo qué circunstancias
pensó con la cabeza fría
que la mejor decisión que podía tomar
era juntar a dos idiotas
que se ríen de las mismas tonterías.

él, qué se ríe sólo de sus maldades,
y yo, que me río por todo.

altos y bajos,
no podríamos estar más hechos a la medida
compuestos de matices blancos y negros,
y qué en el punto medio coincidimos,
siendo un gris perfecto
que se camufla con las nubes cargadas de lluvia
que siempre nos arruinan y/o alegran
nuestras aventuras.

el tope de la maldad
soy yo diciendo basta,
el tope de la felicidad
es él sacándome de mi zona de confort.

¿quién iba a pensar que sentarse a dibujar
un perro presidente y un sujeto con poncho
podría definir qué este sujeto obsesionado con el mazapán
me traiga loca de amor?

tan distintos, todos iguales,
que cuando yo diga no más,
él dice: una vez más y ya está.

lo que no digo en palabras,
él lo cuenta en canciones.
lo que él no dice,
yo lo pinto.

taparle la boca
cuando se ríe de lo que no debe
es lo mismo a cuando me hace esa cara
con la que, sin decirlo con palabras,
me grita: estás loca.

que cuando yo tengo los pies fríos,
él tiene las manos calientes,
pero, nos abrazamos
y de pronto todo tiene la temperatura perfecta.

tan diferentes para decirnos que no nos entendemos,
a veces
y tan iguales como para hablar durante toda la película,
¿dónde habías estado toda mi vida?
¡a mí también me mandaban a callar!

altos y bajos,
nos damos el mundo vuelta, pero juntos,
todo el tiempo juntos,
aunque nos caguemos de miedo,
o nos riamos del mismo,
lo tengamos todo,
o nos quedemos sin nada
y lleguemos a fin de mes comiendo sólo arroz,
pero juntos,





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