el mismo jardín

me recogiste
siendo una semilla
y en la lineas de tus manos,
esos caminitos trazados,
decidí plantarme
y contigo, comencé a crecer.

tú, en cambio, ya eras un diente de león,
y te dejaste esparcir por el mundo,
hasta llegar al otro lado de éste.
te observé al irte, majestuoso,
pequeños pedazos de ti impregnados por todos lados;
olores, colores y sonidos,
todos al unísono: tú.

en los días complicados
con lágrimas regamos
los recuerdos que formamos
y al finalizar la llamada, nos damos cuenta
que todo ese llanto nos hidrata, nos ayuda
porque al fin y al cabo: somos flores,
destinados a crecer juntos.

te cuido, a lo lejos,
y te veo regarte por otros rumbos,
qué grande eres, que orgullosa estoy,
todos esos mimos y palabras de amor surgen efecto
cuando tu risa inunda mis oídos,
y yo floto en un mar infinito de puro amor.

ojalá y poder tomar tu mano,
cuando el mundo sea gigante
y tú sientas que sólo eres una semilla,
pequeñita,
ojalá y poder hacerte ver
todo el potencial que dentro tienes:
naciste para ser bosque.

tú me mantuviste a salvo
una infinidad de días,
me abrigaste, me protegiste, me regaste,
con tu amor que a través de la distancia
sabe aún cuidarme,
¿cómo podría devolverte el favor?

todo el amor que te tengo,
mi amor,
todo el amor que te guardo,
para cuando vuelvas,
todo los besos en mis labios,
que no saben irse de ellos,
todo eso y todo lo que soy
están esperándote con los brazos abiertos,
que regreses de ese viaje
convertido en un geranio,
y así, plantarnos juntos, en algún lugar,
donde el viento sea el único que pueda movernos,
por fuera,
porque tus raíces y las mías
están tan unidas
como nuestras almas,
porque tú lo sabes, así yo también:
nacimos para ser parte
del mismo jardín.



                                    Foto por mi Larita. @enrilata y @ciengatos en Instagram.

Comentarios

Entradas populares