Nota del año

 Este año, revisando mis entradas me di cuenta que escribí mucho sobre el mar y la playa. Llegué a la conclusión que cada vez que pienso en mi hogar, indiscutiblemente pienso en el ruido de las olas rompiendo contra las rocas; en la arena que quema las plantas de mis pies mientras corro al encuentro del agua salada fresquita.

Mi corazón está en el mar. 

En una plática con mi mejor amiga recuerdo haber escuchado "hermana, la nota de este año estará..." y justo ahora que la escribo siento que la nota de este año, será peculiar. Quizás un tanto diferente, quizás no, porque terminar el año con el corazón en modo reparación da pauta para muchas situaciones. 

Escribo un tanto melancólica. Escogí un mal momento (o uno muy bueno) para hacerlo. Acabo de toparme con una foto que me tiene los sentimientos revueltos. Y justamente mi año podría resumirse a una palabra: maelstrom, que significa remolino. Siento que este año me la pase girando, girando y girando, y ahora disfruto (o sufro) los efectos del mareo, pero lejos del remolino. También acabo de darme cuenta que tengo un golpe en la mejilla por nadar, pero es grato el dolor, me recuerda que cumplí lo que ansiaba desde agosto: nadar, flotar en la alberca contando las hojas de las palmeras.

En fin, estoy escribiendo de todo para no escribir realmente lo que este año significó para mí. 

Creo que los 24 fueron una edad extraña. Sucedió todo aquello que no planeé. Sigo siendo miss de kínder, en un grupo híbrido (online y presencial, al mismo tiempo) y mi voz ha cambiado. Pasé de ser una ardilla chillona a un topo con la voz gruesa, y de tanto en tanto, chillona otra vez. Tengo a 16 niños y niñas que todos los días me recuerdan que no hay mejor cura para la tristeza que el reírse. Incluso cuando llegué con los ojos hinchados al salón de clases, bastó un abrazo para sentir que el aire regresaba a mis pulmones. Vale la pena agregar que he puesto cojines en todos los rincones de mi corazón para evitar choques y chichones, y que ellos y ellas puedan correr libres por donde quieran. Mi vida no sería la misma sin la voz de mis minis, y sin sus ojos maravillados, sus manos que crean y sus risas, por supuesto sus risas.

K1A, gracias por su amor.

También agrego que Cletus (la bicicleta de mi hermana y que bauticé sin su autorización) ha sido la mejor compañía para el corazón roto. ¡Cletus, te extraño tanto! Hay tantas calles por aquí en donde podríamos caernos juntas.

Esta vuelta al sol me regresó a un tiempo extraño en mi vida: el corazón roto. Abril, mayo, junio, julio y agosto fueron un sube y baja, pero en septiembre, cuando por fin decidí bajarme, recordé que vivir el duelo de una ruptura nunca es un viaje agradable... pero heme aquí. Descubriendo que llorar es la única forma de dejar que duela. La frase que más me acompañó este año fue "tienes que dejar que duela", y aunque aún tengo conflicto para llorar, estoy dándome tiempo y abrazándome con paciencia. Sanar no es un proceso lineal... y como dice Andie "water washes everything away”. 

No sé que deparé el 2022, pero de algo estoy segura: va a ser una aventura, y ya tengo lista la mochila para lo que sea que tenga que pasar. 

El 2021 sin duda fue un remolino, pero también tuvo sus momentos agradables. ¡Más que eso! Reí, canté, me caí de la bicicleta, encontré muchas canciones, comencé una libreta nueva, conocí personas, besé extraños, baile con extraños, me reí con extraños, y en todas las personas con las que me crucé rectifiqué que el amor viene de mil formas, colores y tamaños. 

Y ojalá que el amor siga de viajero dentro de mi mochila verde, y vaya a todos lados conmigo.

Ahora sí, a lo que ustedes vinieron.

Mil gracias a mamá y papá, por ser mis cómplices en mis mejores y peores ideas. Por tener un espacio grande en su corazón para nosotras. Está de más decirles y recordarles que cada vez que me veo al espejo, también les veo. Les amo con toda mi alma.

A la Mani. Por supuesto que gracias a la Mani. Por ser mi compañera de aventuras y bailes. Gracias por acobijarme, por escucharme, por indicarme por donde andar y tomar mi mano (metafóricamente) cada vez que estoy a punto de caerme. Que la vida me haya premiado con ser tu hermana menor es algo que jamás dejaré de agradecer. Te amo con cada latido de mi corazón, Torito. 

A Lichita y Otto, amigos peludos y corazones de oro. Gracias por mantenerme el corazón y los pies calientitos. 

A Little Man, por ser un gran amigo y porque aunque choquemos mucho, escucharlo hablar sobre lo que le apasiona es una motivación a no perder la mía. Te quiero mucho, Andrew.

A Ainoha, mi mejor amiga, mi lugar feliz. No sé como empezar a escribir esto sin llorar. No tienes la idea de lo lindo que es tenerte como mejor amiga. Lo bonito que es poder contarte mis sentimientos y sentir que alguien me escucha, y que tú puedas contarme sobre lo que duele y yo pueda hacer chistes sobre eso para verte feliz otra vez. Nunca había llegado a un par de brazos donde se me amara por ser un desastre completamente. Verte crecer como persona y mujer me llena de orgullo, y sé que a donde vayas y hagas lo que hagas, voy a estar contigo, porque eres mi mejor amiga. Te amo con todo mi ser, Ainohibirips. Y aunque no llegue a meserear tan seguido, sabes que tu proyecto es como mi sobrino no deseado, y lo voy a querer tanto como te quiero a ti. Esto es para que te rías, así que más vale que te rías, estúpida.

A Leslie, Astrid y Lore, mis niñas. Aquí también voy a llorar un poco y es que este año nos volvimos el abrazo acogedor que indica que todo irá bien. Un lugar cerquita de la fogata cuando allá afuera hace mucho frío. Estoy segura que todas las vivencias de este año fueron más gratas porque pudimos llorarlas y reírlas juntas. Estoy tan feliz de poder continuar en sus vidas y verlas ser las mujeres que admiro y amo tanto. En un mundo caótico, sus voces son un momento en silencio. Espero con ansias viajar con ustedes y hacer más memorias, porque no hay nada que me guste más que ver 10 años atrás al ahora y saber que seguimos siendo parte de nuestra pequeña familia disfuncional.

A Luis, mi amiwi. Gracias por escucharme y leerme, aunque la mayor parte del tiempo sea a la distancia. Gracias por abrirte, también y tenerme la confianza para hablar sobre todo aquello que no es sencillo de decir. Estoy tan feliz y soy tan afortunada de tenerte como amigo que siempre doy las gracias de tener un lugar en tu corazón, un lugarcito donde reírnos siempre se sentirá como el mayor abrazo. ¡Te quiero amiwi!

A Imad y Katya, mi familia bonita. Gracias por los bailes, por las platicas, por las risas por supuesto. Gracias por hacerme parte de la familia Roque y por aceptar ser un y una Cancino más. Les amo mucho. 

A Mafer y Pau, mis corazones. Que aunque la vida nos tenga de extremo a extremo, que siempre hayan palabras enviadas u recibidas con amor entre nosotras. Gracias por seguir conmigo. Sepan que las amo, y que las llevo a donde quiera que voy. Que en mi mesa (y en toda mi existencia) siempre hay un lugar para ustedes.

A mi equipo La Salle. Gracias por escucharme, por enseñarme, y por supuesto, motivarme a ser mejor cada día. Gracias también por la comida, los abrazos y las risas todos los días. Les quiero mucho.

Y por supuesto, gracias a Larita. No iba a terminar el año sin escribirte, también. ¿Recuerdas que te dije que el amor sonaba como esa parte de Can I Believe you que solía repetir muchas veces? Pues adivina, hay una versión más linda, y estoy segura que el amor suena exactamente así. Y esa parte tan bonita de la canción, nos la dedico. Que la vida nos apapache y nos llene de aventuras. Que no importa que pase, podamos seguir compartiendo momentos y coincidiendo. Gracias por todo, flaquito. Aunque nos toque caminar por otros caminos separados, y aunque haya un flujo de gente viniendo y yendo, quiero que sepas que estás conmigo, de la forma más bonita que el amor puede existir: sólo estando ahí. 


Antes de terminar con la entrada, quiero compartirles una historia especial. Este año, a finales de noviembre, cuando mi vida estaba más revuelta, conocí a una persona que me cambió la perspectiva de algunas cosas. No voy a entrar en detalles, pero quiero mostrarles mi fotografía favorita del 2021. Era viernes, acabábamos de ir por una cerveza, nos habíamos reído con los mismos nervios con los que te ríes la primera vez que conoces a alguien. En la foto estoy yo, mostrando el dedo del medio que es algo que comúnmente hago como juego, pero detrás de esa seña, estoy riéndome con nervios. Esa noche caminé la calle Tapachula un par de veces riéndome de las coincidencias que se esconden en cada esquina y en cada uno y una de nosotros y nosotras.



Quizás el amor es precisamente eso, una coincidencia.

¡Que nos lleguen miles de ellas!

Y que en su mochila carguen mucho, mucho amor.

Gracias amigos y amigas por seguir leyéndome, que este blog sigue en pie porque sé que es una forma más de conectar, incluso con personas con las que no comparto el día a día. Sépanlo que también les quiero.


¡Feliz 2022, equipo! 

LES AMO INFINITO.

Sam C.

Y recuerden, si algún día piensan en mí,

piensen en el mar.

Comentarios

Entradas populares