el remolino

el remolino 
me atrapa
entrelazando
sus dedos
con los míos
debajo de la mesa
en un domingo
cualquiera
y sabe despertar
en mi cama
con su mano
sobre mi pierna.
el remolino
sabe ser cariñoso
de maneras diferentes
a las que estoy acostumbrada
pero mi parte favorita
es cuando después de un chiste
voltea de reojo a verme
para ver si me he reído con él. 
y sí,
el remolino
es una combinación de groserías
y bromas estúpidas
qué saben darme risa. 
el remolino
me deja las almohadas
impregnadas en su aroma
y un par de besos
guardados
porque no nos vemos
todos los días.

el remolino
no conoce ni la mitad
de mi historia,
y yo menos
conozco la mitad 
de las suyas,
pero si hoy sobra el tiempo,
y si la tarde dura más
de lo planeado
igual y nos contamos
un poco de lo que hemos sido
en las manos 
de alguien más
para terminar enredando
las piernas
debajo de mis sábanas. 
y si hoy la noche
nos presta dos horas más
nos dormimos
cada quien en su lado de la cama
para despertar
con su mano
en una
de mis piernas.

el remolino
no tiene nombre
últimamente,
sólo un apodo
dos letras
la misma sílaba
dos veces,
y es suficiente.




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