las ojeras

han aparecido

dos lunas debajo de mis ojos;

moradas

casi verdes

frías

extensas.

me adornan el rostro,

de alguna forma

pero, no me acostumbro a verlas.

a mí nunca

me salen ojeras.


mientras me veo al espejo

no reconozco 

la piel morada

que coexiste

con el resto de mi cara.

las toco

sé que están ahí

claro

puedo verlas

sé que cuando alguien me ve

inmediatamente piensa

"vaya, al fin tiene ojeras".


pueden tratar de adivinar 

pensar mil razones

por las que las lunas moradas

me acunan los ojos;

el trabajo, quizás.

una serie, la película que veo por partes,

otra vez empecé un libro que me tomará

al menos, dos meses en terminar.

pero

ninguna de esas razones

es la correcta.


realmente están ahí

porque por la noche

cuando la luna (la verdadera)

se escabulle entre las nubes

y se asoma por mi ventana (que ya es su ventana)

un ser igual de miope que yo (quizás menos)

me cuenta sobre su existencia

y yo presto atención, porque tienen que saber

que la voz de este ser humano

es de colores,

y yo jamás le perdí cariño a los arcoíris.  

y mientras habla,

yo pienso que el sueño no existe;

que puedo quedarme un minuto

otros tres

media hora

la hora completa

un ratito más

no te vayas

quédate a dormir

sigamos hablando 

háblame siempre

y que al día siguiente

la vida tan cansada

no me pasará factura,

pero han aparecido,

las lunas moradas

casi verdes

debajo de mis ojos.

pero, no me molestan.

son un recordatorio, casi.

las observo con cuidado.

¿se habrán quedado sus historias

guardadas en mis ojeras? 

que si paso la yema de mis dedos

sobre ellas

acaricio el recuerdo

de un beso a oscuras

una risa en silencio (porque mi hermana duerme temprano)

los pies sobre la cobija

una mano en la rodilla

la luna asomada (la verdadera)

y su voz

que timbra en colores.


yo me guardo entre las sábanas

eventualmente, tendré que descansar

pero por hoy, quédate tres minutos

media hora

una hora completa

no te vayas

quédate a dormir

sigue hablando

háblame siempre

háblame, háblame, háblame 

guarda tu voz en mis ojeras,

ya tendré tiempo

para acostumbrarme a ellas. 





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