tengo un gato negro

tengo un gato negro;

toda bruja necesita un gato negro.

un gato que enreda sus piernas

sobre las mías,

y que ronronea cerca de mi oído,

cada que le despeino.


tengo un gato negro

que ya había tenido dueños,

pero nadie sabía exactamente

la forma en la que le gustaban los mimos.

yo aprendí sus horarios para abrazarlo

y no sofocarlo. 

aprendí que se pierda en los paisajes;

que en sus ojos el mundo es infinito e inmenso,

y que adora con locura los días de lluvia

porque no hay razón para abandonar su cama.


tengo un gato negro

que sin mucho alboroto se cuela

cuando trabajo;

se acurruca a mi lado sin hacer ruido,

y estira sus patas para tener el mínimo contacto

con mi cuerpo,

y hace meses

que no me siento sola,

pues me llevo sus pelitos en la ropa

y es como si me abrazara

todo el día.


tengo un gato negro

y yo siempre había sido de perros.


tengo un gato negro,

cualquiera lo llamaría mala suerte;

pero a mí me gusta llamarlo

amor de mi vida.


tengo un gato negro,

toda bruja necesita uno;

un gato que me acompaña a todos lados,

que me espera paciente en casa cuando trabajo,

que se sienta a comer conmigo,

que se duerme cuando escucha lluvia

y que siempre encuentra un lugar

donde acurrucarse cerca de mí;

tengo un gato negro que enreda su cuerpo al mío

al dormir.

y cuando al despertar no me siente,

busca mi mano, para saberme ahí.


cualquiera le llamaría mala suerte;

a pesar de que no nos conocimos un martes 13,

pero yo gané la lotería

desde que con sus bigotes chuecos me saluda.


tengo un gato negro,

que a veces necesita lentes,

y que le expliquen el significado de las palabras,

un gato negro con los dientes delanteros separados,

y con unas garritas sin filo,

con el pelaje tan negro como la misma noche

que me cuida al ir a dormir.


tengo un gato negro,

el gato más bonito, amable y cariñoso que existe,

y yo no podría llamarlo mala suerte,

en cambio,

la fortuna me sonríe

cada vez que me maulla mi amor



Comentarios

Entradas populares